quarta-feira, 18 de janeiro de 2012

Valery em 1939

Cultura. Precisamos de cultura. Somos incultos? Aculturados? Somos nada?
Nada não. Apenas temos nossos pensamentos comandados de fora de nós. somos teleguiados e tememos nos libertar. Tememos nos responsabilizar por nossas vidas. 
Por isso é necessário saber: 
Quem é Paul Valery? Veja lá.
Eu, que pensava ser ele apenas poeta, descobri nova faceta.
Em “La libertad del Espiritu” um texto de um tempo de guerra, quando por certo certa angustia existencial o tomava, com o crescimento da popularidade de Hitler, encontramos:
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Para que el material de la cultura sea un capital exige, también él, la existencia de hombres que lo necesiten y que puedan utilizarlo -es decir hombres que tengan sed de conocimientos y de poder de transformación interiores, sed de desarrollo de su sensibilidad; y que sepan, además, adquirir o ejercer lo que corresponde a hábitos, disciplina intelectual, convenciones y prácticas para utilizar el arsenal de documentos y de instrumentos que los siglos han acumulado.
Digo que el capital de nuestra cultura está en peligro. Lo está bajo varios aspectos. Lo está de diversas maneras. Brutalmente. Insidiosamente. Está atacado por más de uno. Disipado, descuidado, envilecido por  todos nosotros. Los progresos de esta disgregación son evidentes.
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La política, obligada a falsificar todos los valores que el espíritu tiene por misión controlar, admite todas las falsificaciones o todas las reticencias que le convienen, que estén de acuerdo con ella y rechaza incluso violentamente, o prohíbe a todas las que no lo son.
Resumiendo ¿qué es la política?...
La política consiste en la voluntad de conquista y de conservación del poder; exige en consecuencia, una acción de coacción o de ilusión sobre los espíritus, que son la materia de todo poder.
Necesariamente, todo poder piensa en impedir la publicación de cosas que no convienen a su ejercicio. Se empeña en eso al máximo. El espíritu político termina siempre por obligar a falsificar. Introduce en la circulación, en el comercio, la falsa moneda intelectual; introduce nociones históricas falsificadas; construye razonamientos aparentes; en suma, se permite todo lo que necesita para conservar su autoridad, que es llamada, no sé por qué, moral.
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 É bom lembrar que poetas e ditadores sempre andiveram às turras: Thiago de Mello que o diga melhor que eu.
Gostou. Quer o texto todo? Baixe.
Fernandes, Paulo Cesar (Keine Grenze
13/06/2009

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