sábado, 21 de julho de 2012

ÁNGEL PARRA - Canto y Literatura


ÁNGEL PARRA

Canto y Literatura

 

Publicada en Punto Final N° 557 (noviembre 21/ 2003)

Nacido en Valparaíso y fundador de la mítica "Peña de los Parra", centro de la actividad musical de la Nueva Canción Chilena en los años sesenta, Ángel Parra es uno de los cantautores más importantes de nuestro país. Junto a Patricio Manns, Víctor Jara, Rolando Alarcón, Isabel Parra, Héctor Pavez y su madre Violeta, transformaron radicalmente la música chilena, dándole un contenido donde las vivencias reales del ser humano son el protagonista principal, o en sus propias palabras "el canto puesto al servicio de un ideal, de una utopía". En su larga carrera ha incursionado en los más variados ritmos y compartido escenario con los cantores más importantes de Latinoamérica: Atahualpa Yupaqui, Pablo Milanés y Daniel Viglietti, entre otros. En sus discos alternan canciones infantiles, eróticas, militantes y de raíz folclórica, brindis y cuecas, y entre su extensa producción destacan: "Oratorio para el pueblo"; "Canciones de amor y muerte"; "Canciones funcionales"; "Corazón de bandido"; "Canciones de Patria Nueva"; "Oratorio de Navidad"; "Chacabuco-Nuestra palabra"; "Pisagua"; "La libertad"; "El insolente"; "Eróticas"; "El corazón de Los Andes". Recientemente ha editado el disco "Venceremos" en homenaje a Salvador Allende al cumplirse treinta años de su muerte. En 1973 fue detenido y trasladado al Estadio Nacional, convertido en campo de concentración por los golpistas, luego pasó por las prisiones de Chacabuco y Pisagua para posteriormente, en 1974, salir al exilio en México. Actualmente se encuentra radicado en Francia –donde desarrolla su labor artística- y visita Chile cada cierto tiempo. Aprovechando su última visita Punto Final conversó con él.

 

Su último trabajo se titula "Venceremos" ¿Cree que aún es posible que se cumpla esa afirmación? Se lo pregunto pensando en la realización de la utopía de un mundo mejor.

Sí, por supuesto, yo creo que si perdemos la utopía, esa capacidad de ver un mundo mejor, estamos jodidos. Hay que mantener, incluso en los peores momentos, una actitud positiva y optimista frente a los problemas e injusticias. Pienso en mis nietas, cuando digo "Venceremos" pienso en ellas, no estoy pensando en mí. Es decir, son los jóvenes los que tienen que tomar la bandera y seguir adelante. Ellos son el futuro.

 

A 30 años del golpe ¿Cuál sería su reflexión?

Primero que nada, estamos vivos. Segundo, a pesar de los muchos defectos que pueda tener esta democracia tal cual la estamos viviendo pienso que se han dado pasos adelante, que la sociedad civil tiene un espacio donde moverse. Creo que estamos sacando la cabeza fuera del agua, poco a poco, me parece que los jóvenes universitarios tienen un movimiento fuerte, por ejemplo, me parece que existe un trabajo de concientización, diría yo, paulatino, porque hay que luchar contra la televisión, contra los videos, los juegos mecánicos, contra todo este mundo globalizado que se viene encima. Hay que luchar incluso con los compañeros. A veces con los amigos que uno tiene no necesita enemigos. Entonces, 30 años después yo encuentro que el resultado es positivo, estar vivo ya es fantástico.

 

¿Qué te parece que la figura de Salvador Allende tenga una buena imagen en los sectores más jóvenes, que no vivieron el proceso de la Unidad Popular?

Es algo sumamente esperanzador, es algo muy bueno, y esto es en todo el mundo, no sólo en Chile. Vengo de hacer una gira por Berlín, Roma, París, Londres, España y en todas partes hay calles que llevan su nombre, en Francia hay más de quinientas calles que se llaman Salvador Allende, entonces es un movimiento bastante amplio. Y lo que sucede aquí es importantísimo para el desarrollo del proceso chileno, que estos niños de quince veinticinco o treinta años estén descubriendo la figura de este hombre que sacrificó su vida por la democracia y acusó definitivamente a los traidores. Él es un ejemplo de consecuencia, de coherencia, para la juventud. Estos 30 años además han servido para destapar un poco esa botella que estaba a punto de reventar porque aquí no se daba información sobre lo que había ocurrido y este año ha habido muchos avances en el conocimiento de la historia real.

 

¿Qué papel considera que juega la memoria en el futuro de nuestro país?

La memoria somos todos nosotros, en el momento que escribimos, cantamos o reflexionamos. Ella juega un rol sumamente importante, por algo existen los libros y hoy ese mundo de Internet donde quedan los testimonios e información. Hoy nadie puede decir: es que se me olvido o yo no sabía, o no me dijeron, porque estaría mintiendo. Hay mucha información y eso es gracias a la memoria.

 

Usted sufrió la prisión y luego el exilio ¿Cuáles serían, en su opinión, las condiciones ideales para una reconciliación entre los chilenos?

Quizá voy a responder algo tan obvio: la justicia. Sin justicia no habrá reconciliación y eso lo sabemos todos. Sí pienso que se han dado pasos importantes, sé que hay muchos compañeros que no están de acuerdo con mi posición pero yo insisto en que el hecho de que haya más de doscientos treinta militares, algunos de alta graduación, con procesos y una cantidad cumpliendo condena me parece que es un paso adelante tremendo. Desde lejos, desde París, donde yo vivo, tal vez la distancia permite ver mejor los avances sobre este tema. La actitud del general Cheyre a mí me parece una actitud correcta. No le exijo más, la historia le va a exigir más, pero a mí me parece una actitud sumamente correcta. Así como él dio ese paso habrá otros que más adelante tendrán que también darlo, creo que es cuestión de tiempo. Si tú piensas un poco en el proceso chileno y piensas en España después de la Guerra Civil hasta el día de hoy no hay justicia. Aquí se está avanzando y han pasado apenas catorce años de asumir la Concertación, entonces esos avances hay que valorarlos.

 

Respecto a la Nueva Canción, de la que fue uno de sus fundadores ¿Cuál piensa que ha sido su legado más importante?

El principal legado es escuchar esas canciones en las voces de los jóvenes después de tantos años. Es un legado espiritual, poético, social y musical que está más vivo que nunca. El legado de la Violeta, de Víctor, de Rolando, por ejemplo, está muy presente. Cuando la represión intenta acallar las voces de los interpretes populares lo único que logra es que salgan detrás de ellos cincuenta y más que quieren cantar, componer y asumir sus roles.

 

¿Existe alguna continuidad en las actuales generaciones de músicos y autores con respecto a la Nueva Canción?

Observo que hay algunos movimientos, sobre todo en estos rockeros que gritan y patalean, los hipjoperos, que hay una continuación en otro contexto. Lo que pasa es que las condiciones no son las mismas de los años setenta, pero creo que esto no se detiene nunca porque hay ejemplos positivos. Si tú escuchas una canción como "Por qué los pobres no tienen" de la Violeta o "Plegaria de un labrador", estás escuchando referentes que mantienen una clara actualidad, y que contienen vida.

 

¿Aún cree que es legítimo que la canción esté al servicio de un ideal, de una utopía?

Totalmente, eso aún lo creo legítimo. Y en mi caso personal –yo no quiero imponerle a nadie mi pensamiento- he dedicado mi vida a esto y creo que los artistas deben tener este compromiso porque se sustenta en algo tan legítimo como es la justicia, como es el amor.

 

De los cantautores fundadores de la Nueva Canción van quedando además de usted, su hermana Isabel, Patricio Manns, también están los grupos Inti-Illimani y Quilapayún ¿No han pensado en un gran acto conmemorativo?

Yo personalmente no, pues estoy porque las cosas sigan su ritmo y su curso. Yo voy si me invitan, si se da, pero estoy un poco aburrido de estos actos masivos en que la gente va como a "golpearse el pecho", a una especie de terapia y después qué, no queda nada más. Seguramente un productor se llenaría los bolsillos porque nos pide a todos que vengamos gratis como sucede habitualmente, entonces no estoy mucho por eso. Estoy ahora por cosas como las que acabamos de hacer con mi hermana Isabel, que le entregamos la casa de Carmen 340, donde funcionó la Peña, al Partido Comunista, para que realice actos culturales que sirven para juntar dinero para ayudar al tratamiento de Gladys Marín. En eso estamos, nos parece algo concreto, nos parece que el nombre de ella, de Violeta, de Víctor y el nuestro siempre estuvieron juntos, entonces ahora es el momento de demostrarlo.

 

¿Y la Fundación Violeta Parra, cómo va? ¿Muchos se preguntan como se da lo de Cardoen?

Bueno, él está interesado en la cultura hace mucho rato, tiene cuatro museos funcionando, se interesa por la platería araucana, por los ponchos doñiguanos, etc. Y nos propusimos con él llevar adelante este Museo Violeta Parra. Primero iba a ser en Carmen 340, pero como no se logró conseguir un lugar para estacionamiento (parece que en este país más importante que las obras son los estacionamientos) nos asociamos con la Municipalidad de Santiago y conseguimos El Castillito que está frente al Museo Bellas Artes, además mi madre se ponía con sus pinturas al frente, en las riberas del Mapocho, cuando había la Feria de Artes Plásticas. Ése es un lugar popular los fines semana y mi madre lo único que quería era que el pueblo chileno viera su obra. Isabel ha guardado ese material por años y ahora en asociación con estos personajes que nos están dando una mano y un espacio se va a mostrar la obra de la Violeta. Lamento que no haya sido el gobierno de la Concertación el que valorara esto, pero no importa, eso no nos cambia en absoluto.

 

¿Porque tampoco hay ningún tipo de imposiciones ideológicas, por decirlo de alguna manera?

No, ni la más mínima. Sólo se trata de exponer la obra de la Violeta de una manera digna. No existe ningún tipo de acuerdo de otra especie, y eso es importante que la gente lo sepa muy bien.

 

Usted también ha incursionado en la literatura ¿Cómo le ha ido con su libro de cuentos?

Cómo me ha ido no lo sé, nunca me he preocupado mucho de las ventas. Una vez pregunté y me respondieron normal, será dije yo. En todo caso es una ventana grande la que se me abrió con esto de poder escribir y contar un poco de manera de ficción, porque como tú bien sabes que los escritores, o los aprendices de escritores como es mí caso, nos basamos en la realidad para poder mentir mejor. El primer libro "Dos palomitas y una novelita corta" está hace ya ocho meses en circulación y ahora he traído "La historia breve de un niño raro" que es una novela. Se desarrolla en la zona central, en el mundo campesino.

 

Tras el exilio ¿Cómo ha sido su reinserción laboral en Chile? ¿Considera que con la llegada de la Concertación se abrieron más espacios para el artista nacional? ¿Cómo ves la institucionalidad cultural?

Bueno, las cosas siempre se demoran. Yo siempre he tenido un espacio en el corazón de los chilenos y cada vez que vengo hago por lo menos un concierto. Particularmente con mis amigos de La Pintana donde, con ellos, trabajo desde 1996 en la época en que Jaime Estévez era diputado. Empecé a trabajar con el Grupo Ventisca. Jaime Pavez nos ha dado un espacio y cada vez tenemos más contactos. Incluso el grupo ahora vino a París y cantamos en la fiesta del Partido Comunista L’ Humanite y tenemos proyectos muy buenos para febrero, pero no es la institucionalidad cultural ni la Concertación que nos ofrece cosas. No, nosotros buscamos pega por aquí y por allá, en el sur, el norte, etc.

 

Usted aún vive fuera del país ¿Piensa regresar definitivamente algún día? ¿Cuáles son las principales dificultades que ve para un regreso definitivo?

Cuando me muera, pero estoy haciendo todos los trámites para tener Fonasa, también soy exonerado y tendré derecho a una pensión miserable de noventa lucas, espero, aunque todavía no está claro tampoco. Pero sobre todo lo que yo no quiero romper es algo que me ha costado enormemente construir con mi mujer en Francia. Tengo un mundo familiar, social, político, profesional. Cómo voy a desperdiciar todos estos años viniéndome a instalarme en Chile. Este país lo conozco al revés y al derecho y soy feliz cuando vengo a cantar, pero yo vivo en París y estoy feliz de que así sea.

 

Finalmente ¿Qué impresión le deja la actual situación política de Chile? ¿Qué opina de la transición?

Yo pienso, contrariamente a lo que dicen algunos sociólogos, que la transición no está terminada y es normal que así sea porque trece años es muy poco tiempo. Creo que falta todavía una generación. Hay muchas heridas aún. Eso sí que hay cosas que son sintomáticas de cómo va evolucionando esto. Me enteré por el periódico que un hijo de un desaparecido ingreso a la UDI, y por qué no, si son partidos que les ofrecen un espacio. Chile democrático era con el partido conservador, liberal, comunista, socialista, nacional, etc. Mientras más se exprese la gente, entre más utilice la democracia para expresarse mejor va ser. Aquí lo que no hay que tener son cuotas de poder terroristas, como lo tiene por ejemplo El Mercurio o Copesa, creo que hay que ir peleando porque la torta se vaya repartiendo. Creo que vamos por un buen camino y sería mejor si nuestro presidente al final de su mandato pudiera haber cumplido lo que prometió cuando dijo que ni la salud ni la cultura podían estar en el mercado.

 

ALEJANDRO LAVQUEN




 

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