domingo, 25 de novembro de 2012

FACUNDO

FACUNDO - DOMINGO  FAUSTINO  SARMIENTO


Advertencia del autor


Después de terminada la publicación de esta obra, he recibido de varios amigos rectificaciones de varios hechos referidos en ella.


Algunas inexactitudes han debido necesariamente escaparse en un trabajo hecho de prisa, lejos del teatro de los acontecimientos, y sobre un asunto de que no se había escrito nada hasta el presente. Al coordinar entre sí sucesos que han tenido lugar en distintas y remotas provincias, y en épocas diversas, consultando un testigo ocular sobre un punto, registrando manuscritos formados a la ligera, o apelando a las propias reminiscencias, no es extraño que de vez en cuando el lector argentino eche de menos algo que él conoce, o disienta en cuanto a algún nombre propio, una fecha, cambiados o puestos fuera de lugar.


Pero debo declarar que en los acontecimientos notables a que me refiero, y que sirven de base a las explicaciones que doy, hay una exactitud intachable, de que responderán los documentos públicos que sobre ellos existen.


Quizá haya un momento en que, desembarazado de las preocupaciones que han precipitado la redacción de esta obrita, vuelva a refundirla en un plan nuevo, desnudándola de toda digresión accidental, y apoyándola en numerosos documentos oficiales, a que sólo hago ahora una ligera referencia.

1845.

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En 1845, Domingo Faustino Sarmiento, escritor, periodista y político sanjuanino, publica Facundo, uno de los libros fundamentales de la literatura argentina, probablemente el más importante del siglo XIX. Es ese momento Sarmiento se encontraba exiliado en Chile, pues era opositor al régimen de Rosas que, desde la provincia de Buenos Aires, extendía su influencia por todo su país natal. El texto tendrá incontables ediciones y sufrirá diversas modificaciones.


El Facundo desarrolla una descripción y caracterización geográfica, cultural e histórica del país. También narra la vida del caudillo riojano Juan Facundo Quiroga. Y ofrece un diagnóstico de la situación política del momento. En síntesis, propone una breve historia de la etapa posterior a la Revolución de Mayo en las Provincias Unidas del Río de la Plata (que incluye también los antecedentes que hicieron posible esa Revolución).


Alrededor del Facundo se sostendrán largas divergencias sobre su género: novela, ensayo, tratado histórico, panfleto político de circunstancias, biografía, o autobiografía son algunas de las formas que se le han atribuido desde muy diferentes perspectivas de lectura. Del mismo modo, por consiguiente, también asume una pertenencia flexible a distintas disciplinas: literatura, historia, incipiente ensayo de interpretación nacional, etcétera. Un libro, en última instancia, que presenta obstáculos a una fácil clasificación, a una posición reductora que clausure sus múltiples significados posibles.


Asimismo, Facundo funda la famosa dicotomía entre civilización y barbarie, que recorre la historia cultural y política tanto de Argentina como del resto de los países latinoamericanos. Mientras la civilización está ligada a la ciudad, a un gobierno republicano, a la cultura, al progreso y al ingreso en la modernidad, la barbarie se encuentra emparentada con las zonas rurales, el despotismo de las autoridades, la brutalidad, el atraso y la tradición. Por eso, se tiende a identificar al primer término como el polo positivo de la oposición, y al segundo como el polo negativo.


Sin embargo, una lectura atenta del texto, despegada de las interpretaciones ya consolidadas, permite observar una cierta ambigüedad en el desarrollo de estos conceptos. No necesariamente deben ser concebidos a partir de una contradicción absoluta, sino que, por el contrario, presentan matices diversos.


También la barbarie ejerce una fascinación sobre el autor, también personajes como Quiroga o Rosas poseen elementos positivos, como su saber sobre los rasgos particulares del país o su capacidad para ejercer influencia sobre el pueblo. Este tipo de cuestiones son ignoradas por los cultos representantes de la civilización. Además, los caudillos, que surgen de los caracteres peculiares de la tierra, concentran la expresión de lo nacional.


Pero el valor del Facundo no se limita a introducir estos conceptos en pugna. Otro factor que condiciona intensamente el texto es el contexto político.


El autor analiza el funcionamiento del régimen rosista y también las posibilidades que existían para provocar su caída. De hecho, especula con una inevitable pérdida del poder por parte de Rosas. En el último capítulo, ?Presente y porvenir?, establece un programa político futuro para la organización del estado.


El libro de Sarmiento está influido por el romanticismo europeo y por las tesis del historicismo romántico. Para describir su propio país recurre a citas, comparaciones y marcos de análisis que extrae de los modelos europeos de la ciencia social y la literatura de la época.


Por otro lado, Sarmiento no escribe un texto completamente objetivo, a pesar de ciertas pretensiones cientificistas. El Facundo está signado por la subjetividad del narrador, que incluye sus propias impresiones basadas en argumentos escasamente justificados, todo tipo de anécdotas, muchas de ellas personales, que no pueden ser verificadas y también hechos pequeños a los que adjudica un sentido relevante. Todos estos recursos de su escritura son absolutamente válidos para el autor, aunque estén muy alejadas de las pautas que hoy consideramos aceptables para un estudio de la sociedad.. Además, el aspecto formal de la escritura se caracteriza por el uso de un lenguaje irreverente, vigoroso, como surgido de los impulsos pasionales de Sarmiento, y no de una reflexión detenida.


Mucho más se podría escribir sobre el Facundo, un libro cuya significación para la cultura argentina es conocida y aceptada unánimemente, pero que permanece siempre inagotable.


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Además Sarmiento era un pedagogo. Y dueño de extensa obra.


Un gran hombre, pues se ocupaba, como todo hombre de su estatura moral, de la formacion de las nuevas generaciones.

Eso lo pone entre los hombres foco de mi admiracion.


Paulo Cesar Fernandes

25  11  2012

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